26/5/12

Said Ibn Amir (ra): un salaf en el gobierno.


Said ibn Amir no es un nombre que sea frecuentemente pronunciado o incluso muy conocido por muchos, sin embargo él fue un hombre de tal fe que su historia debería ser contada en cada hogar. Él fue elegido gobernador de Homs en Siria por el segundo califa del Islam Umar Ibn al Jattab (ra). Cuando fue nominado para tal puesto él se negó a aceptarla diciendo “no me expongas a la fitna (pruebas y tribulaciones)”. Pero Umar (ra) le insistió que aceptara diciéndole: “por Allah que no permitiré que me rechaces. ¿Acaso me pones en mis hombros  la confianza y la responsabilidad  del califato para luego negarme ayuda y dejarme gobernar solo? Asi pues Said ibn Amir se vio obligado a aceptar el puesto.
¡Qué contraste con los líderes de hoy! Ellos luchan y se despedazan unos a otros en su deseo por ocupar puesto de autoridad y poder. Pero hay que mirar a los compañeros del profeta (saw) y su falta de amor por el poder, posición y autoridad en este mundo.
La ciudad de Homs fue llamada la segunda Kufa (Kufa en Irak) porque su gente era famosa por inclinación a los motines y revueltas sin fin. Sin embargo dicha gente llegó a amar y a obedecer a Said ibn Amir. ¡En verdad que debió haber sido un gran líder!
Cuando Umar (ra) le dijo que se le hacía raro que la gente de Homs lo amara y lo obedeciera, Said (ra) le dijo: “tal vez me amen porque yo los ayudo y simpatizo con ellos”.
Sin embargo, pronto la naturaleza rebelde de esta gente se aprovecharon de ellos y sus quejas sobre el gobernador llegaron al califa Umar (ra) mientras visitaba Homs. Umar (ra) le pidió a la gente exponer su quejas uno por uno. El representante de ese grupo se puso de pie y dijo: “tenemos cuatro quejas en contra de Said ibn Amir: primero el no sale de su casa hasta que el sol está en lo alto y hace mucho calor; segundo, él no atiende a nadie durante la noche (o sea que no está disponible para nosotros durante la noche); tercero, que hay dos días de cada mes en los que él no sale de su casa para nada; y la cuarta queja es que se desmaya seguido y esto nos molesta a pesar de que sabemos que no podemos ayudarle.”
Al escuchar estas quejas, Umar (ra) se quedó en silencio por un rato, luego calladamente  le pidió  a  Allah (swt) : “Oh Allah, yo sé que Said es uno de tus mejores esclavos. Oh Allah yo te pido que no hagas que me decepcione de él”
Entonces él (ra) mandó llamar a Said ibn Amir para que se defendiera de estas acusaciones. Cuando Said escuchó las quejas dijo: “¡por Allah que no quería que se supieran mis razones pero ahora que se han hecho estas quejas contra mí tengo que explicarme! Primero, la razón por la que no dejo la casa antes del medio día es porque mi esposa no tiene sirvienta así que yo soy quien le amasa la masa, espero a que se “levante”, horneo el pan, hago la ablución y rezo Duha y luego entonces salgo de la casa”.
La cara de Umar (ra) se iluminó y dijo: “todas las alabanzas sean para Allah”
Said ibn Amir continuó, “en cuanto a la queja de que yo no los atiendo por las noches, por Allah que tampoco me gustaría tener que revelar mis razones pero ustedes me forzan a hacerlo. Yo he dedicado el día a la gente y a sus necesidades y reservado la noche para adorar a Allah (swt).”
“En cuanto a la tercer queja de que no me ven dos días al mes, esto es poque no tengo sirviente que me lave la ropa y sólo tengo esta prenda. Así que la lavo y espero a que se seque y justo antes de que se ponga el sol salgo de la casa a encontrarme con la gente”
“Y en cuanto a la cuarta queja de que yo me desmayo es porque yo fui testigo del martirio de Jubaib Al Ansari en Meca. Vi cuando Quraish le cortaban su cuerpo en pedacitos y le dijeron:  “quieres salvarte tú y ver a Muhammad  (saw) en tú lugar? Y él dijo: “por Allah que no aceptaré ninguna oferta de ustedes de ponerme en libertad para que yo regrese a mi familia sano y salvo, así fuera que ustedes me dieran todo el esplendor y los lujos de esta vida a cambio de exponer al más mínimo peligro al profeta (saw), así fuera un mal tan pequeño como la pinchadura de una espina”. Esto paso mientras yo observaba como un incrédulo (aún no había abrazado el Islam) y ahora cada vez que esa escena me viene a la cabeza y recuerdo como me quedé ahí parado mirando como torturaban a Jubaib hasta la muerte y que no hice nada para salvarlo, ¡eso me hace temblar por miedo al castigo de Allah  y desmayarme!”
A esto no había más nada que decir más que lo que Umar dijo en respuesta a su explicación: “¡Alhamdulilah, todas las alabanzas y el agradecimiento es para Allah!”
Qué diferencia, los gobernadores de hoy día viven como reyes, llenan sus estómagos con buena comida mientras la gente está hambrienta, y llenan sus cofres con dinero y piedras preciosas mientras la gente batalla para satisfacer sus necesidades y ellos mienten, engañan y se esfuerzan para retener sus posiciones de poder para poder ¡seguir robando y explotando! SubhanaAllah.
Aprendamos sobre el Islam y sobre la gente que realmente si lo puso en práctica y no permitamos que gente ignorante secuestre y malogre nuestra religión.

Traducción: Una Ummah
Fuentes:
Mohammed Khalid, Khalid. Men around the messenger. Dar al kotob al Ilmiyah. Beirut Lebanon. Pag. 113-118.