8/12/11

Los musulmanes y la participación en las elecciones democráticas: Anwar Al Awlaki.

El siguiente es un fragmento de la respuesta que el sheij le dio a un musulmán que preguntó sobre los diferentes métodos para re-establecer el califato.
Quienes promueven el cambio a través de  la participación en elecciones democráticas comenzaron afirmando que la democracia es kufr y diciendo que ellos no creían en ella pero que sólo la usaban  como un vehículo para alcanzar el poder y que ya una vez que alcanzaran el poder entonces implementarían el Islam. Esto es lo que yo he escuchado decir a cada uno de los miembros de los Hermanos Musulmane (Ijwan) al final de la década de los ochenta y a principios de los noventa. Recuerdo claramente las discusiones públicas que fueron sostenidas sobre este tema porque los Salafis de aquellos tiempos estaban muy en contra de los Hermanos Musulmanes en este punto. También recuerdo una discusión que tuve en privado con algunos shuyuj de los Hermanos Musulmanes quienes repetían una y otra vez el mismo punto: la democracia no es islámica y estamos participando en las elecciones pero nuestras intenciones son cambiar el sistema desde adentro.
Existen tres problemas con este método:
Primero: es una estafa y una mentira usar la democracia y afirmar estar adherido al sistema democrático sin creer realmente en él. Ahora bien, el engaño es aceptable en contra del enemigo cuando los musulmanes están en un estado de guerra con ellos. El problema es que particularmente los grupos que están involucrados en el sistema  democrático no consideran estar en guerra con los incrédulos sino que dicen tener un convenio entre musulmanes e incrédulos. Pero entonces si estamos en un convenio con los incrédulos, no nos está permitido engañarlos y no nos está permitido mentirles.

El siguiente problema es que cuando repites una mentira por mucho tiempo terminas creyéndotela. Aquéllos que conocen a estos grupos desde los años ochenta han visto con extrañeza cuánto han cambiado a través del tiempo. Ahora están diciendo, y esto lo he escuchado más de una vez de la boca de sus  miembros más prominentes, que genuinamente no creen en el sistema democrático. Dicen creemos en la boleta no en la bala. Pero si la boleta decide que un partido laico o incrédulo gana las elecciones vamos a aceptar su triunfo.
Como musulmanes no debemos someter el Islam a los caprichos de la gente, si ellos lo eligen nosotros lo implementamos, y si no, no aceptamos la voluntad de las masas. Nuestra posición es que nosotros vamos a implementar el gobierno de Allah en la tierra a punta de espada les guste o no las masas. No vamos a someter a la sharia a concursos populares. Rasullulah dijo: “fui enviado con la espada hasta que únicamente Allah sea adorado.” Ese camino, el camino de Rasullulah, es el camino que debemos seguir.
El problema final es también que el método de los musulmanes no es un método de infiltración. Los musulmanes no intentamos infiltrarnos en el sistema y trabajar desde adentro. Simplemente no es nuestro método. Ese es el método de los judíos y de los hipócritas pero no el de los musulmanes. Nosotros somos honestos y directos con los amigos y los enemigos. Hacemos nuestras intenciones abiertamente y declaramos nuestra dawah públicamente: “ustedes tienen su religión y yo mi religión”. Nosotros no queremos infiltrar el sistema ya sea en Estados Unidos o en un país musulmán. Son los judíos los que han infiltrado cada uno de los gobiernos de los países donde han vivido, ya fuera en Al Andalus y el califato Otomano o en los gobiernos occidentales de hoy día. Ellos tienen intenciones ocultas, nosotros no. Los judíos y sus hermanos, los hipócritas, trataron de infiltrar el gobierno de Rasulullah y fueron expuestos por Allah en el Corán:
“(En un intento de engañar a los creyentes), una parte de la Gente del Libro dice (los unos a los otros): “fingid creencia al principio del día en lo que se ha hecho descender sobre los que cren y de jar de creer en ello al final del día, tal vez así (duden de su religión y ) vuelvan (a su condición anterior)” Surah Al Imran,72.

Así que se harían creyentes y se integrarían en nuestra comunidad sólo para dejarla al final del día. Allah también habla sobre los hipócritas quienes se sentarían entre los creyentes para luego contarles a los judíos lo que habrían escuchado.
Por lo tanto, esos que dicen que nos deberíamos involucrar con el sistema y cambiarlo desde adentro no están siguiendo el camino de los musulmanes y su carácter moral fuera realmente el de un musulmán entonces fracasarían porque la infiltración simplemente no va con el comportamiento de un musulmán. Pero si acaso llegaran a tener éxito infiltrando el sistema entonces eso sería prueba de que sus personalidades se han vuelto como las de los judíos o las de los hipócritas y no como las de los musulmanes. 
Un punto relacionado con esto es que aquellos que vienen de una formación islámica y han pasado ya un largo tiempo trabajando dentro de los sistemas políticos del presente terminan convirtiéndose en verdaderos políticos, con todas las connotaciones negativas que dicha palabra implica: deshonesto, voluble en ideas, materialista y maquiavélico en sus métodos. Ciertamente pudieron haber sido formados en fuertes programas de tarbiyya dentro de algún movimiento islámico pero después de un tiempo de estar en el campo de la política se convirtieron en los lobos a quienes ellos querían cambiar. Con mis propios ojos he visto que esto le ha pasado a gente que conozco y un líder de un movimiento islámico en Yemen dijo: “los mandamos siendo unas ovejas a un mundo de lobos sólo para que luego regresen como esqueletos carcomidos”. Si quieres un vivo ejemplo de lo que trabajar desde dentro del sistema produce, simplemente mira lo que pasa en Sudán y en Turquía. Los gobiernos gobernantes de ambos países comenzaron como partidos islamistas sólo para terminar como todos los demás en sus corruptos y podridos ambientes.
Traducido de: http://www.kalamullah.com/manhaj21.html
Traducción Una Ummah
Ver también:  El error del gradualismo  https://www.facebook.com/#!/notes/yehia-hashmi/el-error-del-gradualismo/276315872420340