4/4/12

La actitud de los Salaf hacia aquellos que cometieron pecados mayores

Indudablemente, cuado una persona descuida los deberes y obligaciones que Allah le ha encomendado, como el Zakât, el ayuno, la realización de la peregrinación, honrar a los padres, y demás prescripciones, o comete pecados, como por ejemplo el adulterio (Zinâ) y la usura (Ribâ), su fe se debilita proporcionalmente a las obligaciones en las que ha sido negligente y a los pecados que ha cometido. ¿Pero es acaso la persona considerada incrédula por el sólo hecho de ser negligente con sus obligaciones hacia Allah y cometer pecados, a pesar de no considerar innecesarias las primeras y lícitas las segundas?

Los textos a nuestro alcance indican que el musulmán no apostata por el sólo hecho de cometer un pecado o descuidar sus obligaciones, pero si indican que su fe disminuye, y que la decisión final respecto a su destino le pertenece a Allah. Si Él quiere ha de perdonarle, y si no ha de castigarle. Entre los textos que claramente aluden a este significado encontramos la Aleya:

(Allah no perdona que se Le asocie nada a Él; pero fuera de ello perdona a quien Le place.) (4:48).

Lo único que Allah no perdona es la incredulidad y la idolatría. En el caso de los pecados, depende de Allah: Si Él quiere perdona, y si no castiga por ellos.

Existen también numerosos Ahâdîz que claramente aluden a este mismo concepto. Se menciona en un hâdîz qudsi:

“¡Oh, hijo de Adán! Si te presentaras ante Mí con tantos pecados como el tamaño del planeta tierra, pero sin haberme asociado nada (sin haber cometido idolatría), Yo te concedería tanto perdón como eso”[2].

Se relata que ‘Utbân Ibn Mâlik dijo: “El Mensajero de Allah dijo: “Allah ha salvado del Fuego a todos aquellos que proclamen que no existe otra divinidad que Él (La ilâha illa Allah), buscando con ello complacer a Allah” [3].

Narró Yâbir que el Mensajero de Allah dijo: “Quien muera sin haber asociando nada a Allah entrará al Paraíso” [4].

En el conocido Hadîz sobre la intercesión, se registra que Allah dijo: “Por Mi Gloria, Mi Majestad, Mi Orgullo y Mi Poderío, he de extraer de él (el Infierno) a todos aquellos que hayan atestiguado que no hay otra divinidad que Allah (La ilâha illa Allah)”[5].

Narró Abu Sa‘îd Al Judrî que el Mensajero de Allah dijo: “Los moradores del Paraíso ingresarán en él, y los moradores del Infierno ingresarán en él, entonces Allah dirá: “Extraed de él a aquellos en cuyos corazones la fe alcanzaba el peso de una semilla de mostaza”[6]

Dijo Abu Sufiân: “Conviví con Yâbir Ibn ‘Abdullah en Makkah durante seis meses. Un hombre le preguntó en cierta ocasión: “¿Acaso llamaban a alguna de las personas de la Qiblah (es decir el musulmán) incrédulo (kâfir)?”. Respondió: “Allah me proteja de ello”. Preguntó una vez más: “¿Acaso llamaban a alguien idólatra (mushrik)?”. Respondió: “No”[7].

Estos textos llevaron a los más prominentes sabios de los Salaf de esta Ummah a decir que aquella persona que comete pecados y abandona sus obligaciones es: “creyente debido a su fe e inmoral (fâsiq) debido a su pecado”. Los sabios atribuyeron la fe a esta clase de personas, pero no la fe completa que es el atributo de aquellos que cumplen con sus obligaciones y se abstienen de los pecados.

La secta “Al Jauâriy” (los jariyitas) considera incrédula a la persona que comete pecados.

En contraste con los sabios anteriormente mencionados (los Salaf), existe otro grupo ...que acusa de incrédulas a las personas que abandonan cualquiera de sus obligaciones o cometen algún pecado. Inclusive en la actualidad, podemos ver a muchas personas que se apresuran a condenar a otros como incrédulos igual que los integrantes de esta secta. Este grupo surgió del ejército de ‘Ali Ibn Abi Tâlib luego de la mediación de Abû Mûsa Al Ash‘ari y ‘Amr Ibn Al ‘Âs, quienes no pudieron culminar con la disputa entre ‘Ali y Mu‘âuiah por el califato.

Este grupo alegó que fijar dos hombres como árbitros era un error según el Islam, y consideraron tal acto como incredulidad (kufr). Así fue que consideraron incrédulos a todos los musulmanes que habían aceptado ese proceso, y testificaron que ellos mismos eran incrédulos [por haber aceptado el arbitraje inicialmente], pero inmediatamente renovaron su testimonio de fe. Entonces exigieron a ‘Ali que se considerara incrédulo por dicha acción y renovara nuevamente su fe, como condición para que ellos volvieran a las líneas de su ejército. ‘Ali los refutó y les envió al gran sabio de esta nación Ibn ‘Abbâs, quien les evidenció la verdad y refutó tal punto de vista. Más de mil de ellos se volvieron sobre sus pasos, pero dos mil persistieron en su posición y combatieron a ‘Ali , quien los derrotó. Pero este pensamiento se extendió, y fue adoptado por numerosas personas. La idea de denunciar a otros como incrédulos surge de tiempo en tiempo, y ha emergido hoy en día una vez más.


[1] Narrado por Ahmad en su libro Musnad, considerado auténtico (Sahih) por Al Baihaqi. Ver Tafsir Ibn Kazir (15:15)

[2] Narrado por At Tirmidhi en su libro Sunan, 4/49, no.3540. Dijo: “Este Hadiz es conocido sólo a través de esta cadena de narración. Ver Sahíh Sunan At Tirmidhi por Al Albâni, 3/175, no. 2805.”

[3] Al Bujâri, 1/519, no. 425

[4] Muslim, 1/94, no. 94

[5] Al Bujâri, 13/474

[6] Al Bujâri, 1/72, no. 22

[7] Narrado por Abu ‘Ubaid Al Qasim Ibn Salâm en su libro Al îmân (La fe) editado por el Sheik Naser Ad din Al Albâni, pág. 98. Dijo: Esta narración es autentica acorde a las condiciones de Muslim. La persona de nombre Abu Sufiân que narró el Hadîz era Tâbi’t.
 

Texto de Ins Hanif