31/8/11

Diferencia entre un da'i y un talib ul 'ilm

Assalam aleikum wa rahmatullah

Que Allah quiera que en la siguiente reflexión encontremos todos un beneficio. Amin.

En el contexto de esta nota en particular usaré el término “da’i” para referirme al invitador al Islam y “talib ul-'ilm”, para referirme al estudiante del conocimiento que ya está autorizado para emitir veredictos legales.

La razón por la que es importante hacer la distinción es para buscar y pasar el conocimiento de manera más eficiente y para ayudarnos los unos a los otros a evitar  la transgresión.

Aunque ambos, un da’i y un talib ul-ilm son estudiantes del conocimiento y tienen la obligación de transmitirlo, el primero se enfoca en ésto último, mientras que el talib ul-ilm más en lo primero.

El da’i se esfuerza por compartir el mensaje de la shariah y esto lo hace a través de la persuasión y de la disuasión (targhîb y tarhîb). Es decir, dando consejo; ayudándole a la gente a recordar a Allah, alentándolos en lo que es bueno y desengañándolos de lo que es malo.

Por esta razón el da’i debe tener un mayor contacto con las personas que el talib ul-'ilm, pues su labor requiere que conozca y entienda las circunstancias de las personas a las que está invitando al Islam.

Y mientras que el talib ul-'ilm puede transmitir su conocimiento en círculos de estudio o a través de sermones y publicaciones, el da’i además de usar dichos métodos también tiene que ser capaz de establecer relaciones uno a uno con los individuos.

Los asuntos que trata el da’i son generales y la gente no debe esperar que el da’i emita veredictos. Sin embargo alguien puede pedirle ayuda para que el da’i lo refiera a las fuentes del conocimiento. Que el da’i tenga esto en cuenta lo puede ayudar a contener sus nafs y evitar las consecuencias de hacer o decir algo incorrecto.
No cualquiera está destinado para ser un da’i. Invitar a la gente a la obediencia a Allah subhana wa ta’ala requiere mucha paciencia y sacrificio puesto que la dawah es una yijad intelectual.

El da’i debe ser muy bueno escuchando a la gente. Debe intentar entender qué y por qué la gente piensa como piensa. Debe ayudar a la gente a que cuestionen sus propias creencias  y ayudarlos a que ellos mismos identifiquen la falsedad de las mismas. De manera inteligente y persuasiva debe ofrecerles las soluciones basadas en la aquidah islámica.

El da’i debe estar preparado para cualquier contingencia. Debe estar al tanto de las calumnias imputadas al Islam, los mitos, los malos entendidos etc. Lo mismo que ha de saber explicar el tema del terrorismo o el de la amputación de manos, también debe conocer los argumentos que prueban la existencia de Allah, la preservación del Corán y de la sunnah y  cualquier otro tema de controversia.

Sin embargo, ha de mantenerse firme en la verdad del Islam y no tratar de acomodar el Islam con tal de complacer a su audiencia pues esto además de conducirle al shirk le hará perder toda la credibilidad y pondrá así por los suelos el honor del Islam. El da’i debe ser sobre todo obediente a Allah.

El da’i no puede ser improvisado ni autodidacta. Igual que cualquier otro estudiante del conocimiento debe aprender de otros musulmanes con los que tenga contacto directo y con quienes conviva normalmente, pues esta es la manera en la que se prepararon los salaf y la  vía para moldear la personalidad islámica.

Como cada profeta, el da’i debe poner su confianza en Allah; persistir en lo que es la verdad; no debatir para ganar la discusión sino para elevar la palabra de Allah de subhana wa ta’ala. Debe ser congruente con lo que predica y no olvidar que al final del día Allah es quien guía. A nosotros sólo nos corresponde atestigüar la verdad, cumplir con lo que Allah ha ordenado y purificar nuestra intención.

Los errores son míos los aciertos de Allah.

Que haya entre vosotros quienes convoquen al bien, ordenando lo bueno y prohibiendo el mal. Ésos son quienes tendrán éxito. (3:104)