31/8/11

Imamah en el Corán

Surah al Baqara, verso 124

“Y cuando Abraham fue puesto a prueba por su Señor con unas órdenes, las cumplió. Dijo [Allah]: Haré de ti un guía ejemplar para los hombres. Preguntó: ¿Y de mis descendientes también? Dijo Allah: Mi pacto [la profecía] no incluye a los inicuos”

Traducción de Ali Ünal

(Renunciáis a creer y a seguir a Muhammad fundamentalmente porque la Misión Profética ni se mantuvo ni apareció entre vosotros. Ahora bien, ciertamente admitís la Misión Profética de Abraham, por lo tanto,) recordad que su Señor puso a prueba a Abraham con mandamientos y experiencias duras (tal y como ser arrojado al Fuego, la destrucción del pueblo de Lot, que era pariente suyo y la orden de que sacrificase a su hijo Ismael) que cumplió concienzudamente. Dijo: “Voy a hacer de ti un imán para toda la gente”. Él, (Abraham) suplicó: “¿(Vas a nombrar imanes) también a mis descendientes?”. (Su señor) respondió: “(Los nombraré entre aquellos que lo merecen. Pero) Mi alianza no incluye a los malhechores”

Y en su comentario anota:

Dios concedió a Abraham una categoría muy elevada y le encargó una ocupación de gran importancia: ser el Imán de la gente. El significado de imamah incluye cualquier función importante de liderazgo, desde liderar a los demás en la Oración hasta dirigir a un grupo oficialmente constituido o a una institución en relación con determinados asuntos, llegando incluso hasta el liderazgo de la comunidad musulmana en su totalidad y en todos los asuntos. La principal función del imán es actuar como guía para la gente en la causa de Dios (21:73; 32:24). Al ser una misión muy importante que requiere capacidad y preparación, suele aparecer, tal y como se menciona en este versículo y en el 32:24, tras pasar grandes pruebas y experiencias que exigen paciencia. Y precisan, como el mismo versículo recalca, conocimiento experto. Por lo tanto, aquel que lidere a los musulmanes en todos los asuntos debe estar dotado de certeza en los asuntos de fe y erudición en las ciencias religiosas, a la vez que discernimiento en los significados externos e internos de las cosas y los acontecimientos. Es significativo el hecho de que el Corán describa a los “malhechores” como aquellos que no son dignos de dicha misión. En la terminología coránica, “la maldad” (zulm) incluye un amplio espectro de acciones incorrectas que van desde el extravío en asuntos pequeños hasta el imperdonable pecado de atribuir coparticipes a Dios. Literalmente, significa poner algo en el lugar que no le corresponde o hacer algo en el momento y lugar que no es apropiado, y hacerlo del modo incorrecto. Aquél que es conocido como “malhechor” (zalim) no puede ser imán. Este versículo explica de forma alusiva a la razón por la cual la Misión Profética y el puesto de imán no se dieron entre los Hijos de Israel, los cuales, a pesar de ser descendientes de Abraham a través de Isaac y Jacob, quienes fueron  nombrados a su vez imanes, llevaron a cabo todo tipo de acciones incorrectas, incluyendo la adopción del becerro como deidad y la atribución de un hijo a Dios.
                                                                                                                                                            
Los chiítas, especialmente aquellos integrados dentro de los Imaníes o Duodecimanos, basan comúnmente su doctrina del imanato en este versículo. Pretenden que el imanato fue concedido a Abraham, la paz sea con él, después de haberse convertido en Profeta y Mensajero, y, por lo tanto, el imanato es un rango superior al de la Misión Profética y al de un Mensajero. Como bien se sabe, un Mensajero es un Profeta que recibe un Libro o escritura y está encargado de predicar el Mensaje de Dios, mientras que un Profeta generalmente lo que hace es seguir los pasos del Mensajero que le haya precedido. Los chiítas, argumentan que los Doce Imanes, cuyo primer Imán es ‘Ali, el cuarto califa, primo y yerno del profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, y los demás imanes descendientes por la línea sucesoria de Imam Husain, hijo de ‘Ali, tienen una categoría más elevada que la de los Profetas y Mensajeros a excepción del profeta Muhammad. Sin embargo, su argumento contradice su doctrina sobre el imanato, ya que ninguno de los Doce es un Profeta ni un Mensajero. Y asimismo, en el Corán, el imanato, más que un cargo o institución, es una función. Por esta razón, todos los Profetas y Mensajeros fueron también imanes. Finalmente, el Corán nunca asocia los conceptos del Profeta  y Mensajero a un valor negativo, mientras que el concepto de imán, debido a su función, es asociado a dicho concepto negativo: por ejemplo, existen imanes “de la incredulidad” (9:12) e imanes “que invitan al fuego” (28:41)