1/9/11

Dónde estamos y a dónde vamos

En los últimos días todo ha comenzado a cambiar inesperadamente y hemos sido expuestos a una enorme cantidad de información que paradójicamente sólo nos ha dejado con más preguntas sin responder.

Alhamdulilah la ummah de habla hispana está haciendo muchas preguntas y se está involucrando en los asuntos que como creyentes  y hermanos les conciernen. Sin embargo y precisamente porque muchos son nuevos musulmanes, no todos compartimos la misma información y de ahí que haya confusión, ansiedad y desacuerdos.

Cada quien se encuentra en un nivel diferente de aprendizaje e incluso de obediencia hacia Allah. Cada quien ha estado expuesto a lugares, información y personajes diferentes. Es necesario no perder de vista estas diferencias que determinan nuestra forma de ver el mundo y de interactuar con él y con los demás.

Quienes por un lado están comenzando a rezar y están aprendiendo los temas básicos del Islam, ya se han visto increpados por los no musulmanes acerca de los acontecimientos en Egipto. Esto bien podría causarles frustración. Y por otro lado, están los que bajo presión  se han precipitado a emitir reglamentos sobre estos asuntos basados en su propia investigación. El peligro de esto es la posibilidad implícita de cometer un error y desviar a muchos.

Necesitamos salir adelante y ponernos al corriente con el mundo pero no de forma reaccionaria. Inshaallah hay que evitar la transgresión que acarrea la confrontación con otros hermanos o el abandono de la comunidad.

Ahora en los medios ya se ha comenzado a hablar abiertamente, pero no con la verdad, sobre el califato. El discurso mediático ha sido uno de apoyo a Israel y hablan de fuerzas radicales, de movimientos islamistas, y de la “necesidad” de establecer la democracia en Egipto y en los otros territorios musulmanes.

Su mensaje, además de crear miedo, enemistarnos con los incrédulos y de justificar más injerencia occidental también tiene el propósito de separar a los musulmanes. El musulmán que pide sharia será automáticamente estigmatizado por aquel que no quiere incomodar a los incrédulos. Y la razón por la que muchos pueden caer en esta trampa es porque no existe un conocimiento del din en su globalidad.

Muchos se han limitado a estudiar por años los aspectos más básicos del din, aquellos que tienen que ver exclusivamente con la aquidah o con el perfeccionamiento personal. No saben cómo defender la sharia, ni explicar por qué un musulmán no debe participar en un proceso democrático. Ahora alhamdulilah nos estamos dando cuenta que defender el din, es mucho más que defender el hiyab.

Ahora más que nunca el diálogo con los incrédulos nos está presionando, pero no caigamos en provocaciones, esto es una yihad intelectual. Ganemos el conocimiento, estudiemos acerca de la historia del colonialismo en los países musulmanes, la historia sobre el califato, la vida del profeta (saw), de sus compañeros y compañeras. Aprendamos cuál fue el rol de la dawah en ese tiempo y cómo les permitió a los musulmanes conseguir el apoyo de los Al Ansar  para que ahí en Medina establecieran  el primer Estado Islámico.

Esto es fundamental porque precisamente nos encontramos en la misma situación que entonces: necesitamos un territorio donde podamos gobernar con el Islam y así cumplir con la gran obligación que es vivir el tawhid al 100%  inshaallah. Allah nos creó para que lo adoráramos y los obedeciéramos a Él solamente, no para que viviéramos postrados ante nadie más. (Criticamos a los shias, pero ellos ya tienen un estado y nosotros no)

Estudiemos también los sistemas de gobierno de los países donde vivimos, localicemos sus fallas y las de su sociedad;  estudiemos el Islam y comparemos. Ofrezcamos a los incrédulos información sobre las soluciones que hay en el Islam. Hágamos dawah en nuestros países, pero una dawah más allá del aspecto meramente individualista y espiritual. Las sociedades en su conjunto tienen problemas de corrupción, de deuda, desempleo, de impunidad, etc. Por eso necesitamos ampliar el conocimiento del Islam en temas sociales, políticos, judiciales y económicos. Hay gente que apoya el Islam como sistema de gobierno aunque ellos mismos no quieran ser musulmanes.

Los primeros musulmanes tal vez nunca imaginaron que el apoyo vendría de la gente de Medina, y ahora mismo tampoco sabemos de donde podrá venir. Ellos simplemente iban con todas las tribus que estuvieran a su alcance a invitarlos al Islam y esto lo hacían porque ellos sabían que era haram vivir bajo el gobierno de los Quraish, y por eso nosotros tampoco podemos seguir viviendo bajo el mando de los kufr. Inshaallah ese fue el camino de los salaf y ese debe ser el nuestro hasta que encontremos apoyo militar y un territorio donde vivir con seguridad y libertad: si Allah quiere.

¿Y por dónde empezar?

La base del din es el tawhid, pero ya es tiempo que comencemos a evaluarlo en otra dimensión más allá de la teórica. Entender, sus implicaciones en todas nuestras acciones, nuestras palabras y nuestras transacciones. Comprar un seguro para el carro, seguir nuestros deseos, votar por leyes o partidos no islámicos, son acciones contrarias al tawhid. Creer que el socialismo, los políticos o la seguridad social nos van a ayudar en la vida, también lo son.

Luego evidentemente el tema de la aquidah pero nuevamente en un contexto práctico, tal como lo vivieron los salaf. Si analizamos sus vidas nos podemos dar cuenta que ellos no debatían sobre este asunto en particular: ellos oían y obedecían. Y sus méritos tienen que ver más con sus acciones de dawah, de sacrificio y yihad que con improductivos debates sobre aquello que Allah no reveló sobre sí mismo. Ellos sabían que es haram pretender tener los mismos atributos de Allah para saber de Él lo que sólo Él sabe de sí mismo. Shaytan quiere que nos alejemos de la obediencia y no hay que dejarlo ganar. Obediencia primero…filosofía después.

Y en relación con la aquidah, inshaallah es necesario conocer también las implicaciones prácticas de los atributos de Allah con nuestra realidad y nuestra ibadah. Los atributos de Allah dan la pauta para comprender el papel de la sharia en nuestras vidas y para entender perfectamente lo que anula nuestro Islam.

Pero el musulmán no puede en ningún momento encerrarse y limitarse a leer. Los salaf además de tener un gran conocimiento nunca desatendieron los asuntos de la dunya. Seguían siendo padres, hijos y hermanos. Seguían cumpliendo con sus obligaciones islámicas en la sociedad, recomendando lo que es bueno, impidiendo lo que es malo, manteniendo a la comunidad unida y a salvo de los enemigos…y llevando el mensaje del Islam a todos los demás. Inshaallah eso es lo que significa el din: un estilo de vida.

Los errores son míos, los aciertos de Allah.