Bishmillah hir Rahman nir Rahim
En los últimos años musulmanes y no musulmanes hemos visto un cambio de actitudes hacia la homosexualidad y los homosexuales. Vemos cómo la homosexualidad es promovida cada vez más en los medios, en los discursos políticos, en los trabajos de los intelectuales y hasta en los libros de texto en las escuelas.
Hace 50 años, la homosexualidad era ampliamente repudiada y al no tener la aprobación social, su práctica permanecía oculta y desalentada. En los años 60, la promiscuidad fue glorificada por la revolución sexual y esto preparó el terreno para que en menos de tres décadas la homosexualidad también encontrara defensores de su causa y fuera aceptada. ¿Habría la sociedad aceptado la homosexualidad sin antes haber aceptado el concepto de liberación sexual?
Una transición paulatina era necesaria para reducir la oposición a la sustitución de unos valores por otros. Y dado que se produjo de manera sutil, el asalto ideológico pasa inadvertido para muchos que sin tener consciencia histórica no son capaces de conectar presente con pasado. Especialmente las nuevas generaciones podrían estar despistadas en cuánto al origen del sistema de valores vigente.
Hace muchas décadas la homosexualidad era un tabú y el sólo hecho de pensar en ello causaba una enorme repulsión. Poco a poco sin embargo, sus promotores fueron sacándolo de la clandestinidad y comenzaron a hablar del tema abiertamente en diferentes espacios públicos. Aunque en un principio se le condenaba en apariencia, el mero hecho de hablar del tema logró que los heterosexuales comenzaran a sentirse cómodos hablando al respecto y que relajaran su previa aversión. También consiguió que los homosexuales se sintieran menos culpables, y que con el tiempo cambiaran abstención por “liberación”.
Al incrementarse el debate público y los casos dados a conocer, la propaganda ha conseguido hacernos pensar que la homosexualidad no es un asunto de minorías sino una predisposición generalizada especialmente entre los varones. Al creerse que la homosexualidad es natural, se vuelve aceptable y así se consolida la defensa de todo aquel que la practica; al mismo tiempo se construye el argumento de que quienes no la acepten son por lo menos retrógradas.
Este chantaje propagandístico ha dado una diversidad de frutos, entre los que se cuentan por supuesto los derechos de matrimonio y adopción que ya tienen en algunos países. Pero también cuenta como trofeo el mero hecho de que ya parezca anacrónico hablar de una pérdida de la vergüenza en el ser humano. Y vaya que es menudo trofeo pues la eliminación de la culpa es precisamente lo que anula cualquier sentido de responsabilidad y la necesidad de rectificarnos a nosotros mismos. Pensar “si otros lo están haciendo, yo también yo puedo” no sólo es iluso, irresponsable y decadente: es el principio del fin.
Desgraciadamente muchos creyentes han cedido a todas estas argucias psicológicas de aquellos que inspirados por el Shaytán intentan degradar al ser humano y alejarlo de la obediencia a Allah. Mientras algunos musulmanes han caído en la práctica de la homosexualidad, otros los apoyan en su transgresión, ya sea con su abierto consentimiento o simplemente con su apatía.
Así pues la homosexualidad es una desobediencia que no viene sola pues en un afán de justificar y minimizar su gravedad muchos también han adoptado ideas ajenas al Islam que anulan su fe en Allah (swt). En ese intento de querer acomodar el Islam a sus deseos y modernizarlo, “descreen” en los atributos de Allah (swt) . Rechazan que es Allah el Soberano último y absoluto con el derecho exclusivo decir lo que es haram y lo que es halal para el ser humano.
Quien quiera que se crea con derecho de elaborar su propio veredicto en cuanto a la homosexualidad o en cuanto a cualquier otro tema, está en un claro extravío al pretender ser socio de Allah en asuntos de legislación. Sólo Allah es el señor del día del juicio final, el Juez.
La corrupción individual y social que la homosexualidad acarrea y el peligro que existe de caer en la incredulidad si se intenta justificarla, son razones suficientes para que todos los demás cumplamos con nuestra responsabilidad islámica. Todos los musulmanes debemos hacer lo posible por aconsejar y acercar a nuestros hermanos al camino de obediencia a Allah.
“Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakât y obedecen a Allah y a Su Mensajero. Allah tendrá misericordia de ellos; y Él es Allah, Poderoso, Sabio.” (Corán 9:71)
“Informa a Mis siervos que Soy El Perdonador, El Misericordioso”.( 15: 49).
No es de creyentes tratarlos con desprecio ni abandonarlos sin antes haber tratado de ayudarles. No todos son incrédulos, o apostatas ya que muchos ignoran el significado de los atributos de Allah y no comprenden la gravedad de sus acciones. Es preciso explicarles con detalle y asegurarnos que entienden las consecuencias de sus actos antes de considerarlos incrédulos. En el sistema judicial del Islam existe toda una etiqueta que debe observarse antes de aplicar cualquier castigo. Además hay ciertas condiciones que actualmente no se están cumpliendo pues no hay ni califa ni califato. Por eso es que la implementación de castigos no es un asunto tan sencillo ni uno que nos corresponda.
Lo que nos queda es cumplir con la obligación de la hermandad y con la de la amonestación dándoles un consejo sabio, que los dignifique y motive. Y si acaso nos vemos en la necesidad de aconsejar a un homosexual de nuestro mismo género, tenemos que hacerlo con extrema precaución recordando que Shaytan puede ser el tercero. Hay que recordarles a nuestras hermanas y hermanos que Allah (swt) nos pone a prueba de diversas formas: a unos los prueba con belleza, a otros con pobreza, a otros con enfermedad, con deformaciones, con soltería, etc. Sin embargo Allah espera que todas sus creaturas lo obedezcan y sigan sus leyes. Sólo aquellos que se someten a Su voluntad serán los exitosos que reciban la recompensa de Allah (swt)
El homosexual que desee superar esta prueba, debe intentar ayudarse con todos los recursos disponibles, ya sean químicos, deportivos, psicológicos, y espirituales como el ayuno y la oración con la finalidad de controlar sus deseos y ahuyentar al Shaytan. También debe intentar satisfacer su necesidad sexual de una forma halal por medio del matrimonio con alguien del sexo opuesto.
Igualmente debe ser discreto y no hablar de este tema con nadie para que así Allah le cubra sus faltas en el día del Juicio. En cambio, si el pecador se expone así mismo, Allah no lo perdonará. Quienes hablan abiertamente de sus pecados están desafiando la autoridad de Allah al tomar sus transgresiones a la ligera. Además que con la divulgación de nuestras faltas, Shaytan propaga el pecado más fácilmente y obviamente no queremos ser responsables también por extraviar a los demás.
Abu Hurayrah reportó que el mensajero de Allah (saw) dijo: “Cada miembro de mi nación será perdonado excepto aquellos que exponen sus faltas. Un ejemplo de esto es un hombre que comete un pecado por la noche y que Allah ocultó, pero que a la mañana siguiente va y le cuenta a la gente “anoche cometí tal y tal pecados” a pesar de que Allah los había mantenido en secreto. Durante la noche Allah lo había encubierto pero en la mañana dicho hombre rompió la cubierta que Allah mismo le había proveído. [Al-Bukhaari & Muslim]
Para el pecado lo mejor es enfrentar su situación con discresión y buscar el perdón de Allah sin confesarle su homosexualidad a nadie pues Allah no necesita de intermediarios.
“No saben que Dios es Quien acepta el arrepentimiento de sus siervos” (9:104)
Y recordar que hay que tener paciencia ante los pecados y que ésta también será recompensada por Allah (swt)
“Lo que se os haya concedido [en este mundo] es parte de los placeres transitorios de esta vida mundanal, pero la recompensa que Allah tiene reservada [en el Paraíso] será mejor y más perdurable para quienes crean y se encomienden a su Señor. Aquellos que evitan los pecados graves y las obscenidades, y cuando se enojan saben perdonar “ (42: 36 y 37)
No ser indiferente a los pecados, no minimizarlos, no dejar que el Shaytan nos engañe haciéndonos pensar que con nuestras buenas obras nos pondremos “ a mano” con Allah (swt). No perdamos de vista que las acciones se juzgan según la intención y la intención debe ser siempre obedecer a Allah y no la de buscar “atajos” o postergar nuestras obligaciones. A Allah no lo podemos engañar.
Sobre menospreciar nuestros pecados el sahaba Ibn Masud (ra) dijo: “El creyente ve sus pecados, como quién, sentado al pié de una montaña teme que esta caiga sobre él, aplastándolo. En cambio el desvergonzado, ve a sus pecados, como insectos que posan sobre su nariz, gesticulando con sus manos para espantarlos”.
Por otro lado, si se ha cometido el pecado no debemos dejar que Shaytan se aproveche de la ocasión y nos suma en la desesperanza. En esos casos hay que arrepentirse inmediatamente y no volver a caer en la tentación. Cambiar de ciudad, cambiar de amistades, de ambiente son sólo algunas opciones que tal vez impliquen cierto esfuerzo y sacrificio en esta vida pero que inshaAllah valen la pena para la eternidad.
Que Allah nos aparte de las tentaciones y de toda desobediencia, que aumente nuestra piedad, nuestro deseo de ayudar a los demás y nuestro deseo por ser admitidos en jannah. Amén
Lectura especialmente recomendada:
"Deseo arrepentirme...pero!" en http://www.islamerica.org.ar/lib4.htm
Otras relacionadas:
http://sisters.islamway.com/modules.php?name=News&file=article&sid=501
http://www.islamawareness.net/Homosexuality/homo.html
http://www.luzdelislam.com/content.php?186-Los-modales-del-musulm-n-II
En los últimos años musulmanes y no musulmanes hemos visto un cambio de actitudes hacia la homosexualidad y los homosexuales. Vemos cómo la homosexualidad es promovida cada vez más en los medios, en los discursos políticos, en los trabajos de los intelectuales y hasta en los libros de texto en las escuelas.
Hace 50 años, la homosexualidad era ampliamente repudiada y al no tener la aprobación social, su práctica permanecía oculta y desalentada. En los años 60, la promiscuidad fue glorificada por la revolución sexual y esto preparó el terreno para que en menos de tres décadas la homosexualidad también encontrara defensores de su causa y fuera aceptada. ¿Habría la sociedad aceptado la homosexualidad sin antes haber aceptado el concepto de liberación sexual?
Una transición paulatina era necesaria para reducir la oposición a la sustitución de unos valores por otros. Y dado que se produjo de manera sutil, el asalto ideológico pasa inadvertido para muchos que sin tener consciencia histórica no son capaces de conectar presente con pasado. Especialmente las nuevas generaciones podrían estar despistadas en cuánto al origen del sistema de valores vigente.
Hace muchas décadas la homosexualidad era un tabú y el sólo hecho de pensar en ello causaba una enorme repulsión. Poco a poco sin embargo, sus promotores fueron sacándolo de la clandestinidad y comenzaron a hablar del tema abiertamente en diferentes espacios públicos. Aunque en un principio se le condenaba en apariencia, el mero hecho de hablar del tema logró que los heterosexuales comenzaran a sentirse cómodos hablando al respecto y que relajaran su previa aversión. También consiguió que los homosexuales se sintieran menos culpables, y que con el tiempo cambiaran abstención por “liberación”.
Al incrementarse el debate público y los casos dados a conocer, la propaganda ha conseguido hacernos pensar que la homosexualidad no es un asunto de minorías sino una predisposición generalizada especialmente entre los varones. Al creerse que la homosexualidad es natural, se vuelve aceptable y así se consolida la defensa de todo aquel que la practica; al mismo tiempo se construye el argumento de que quienes no la acepten son por lo menos retrógradas.
Este chantaje propagandístico ha dado una diversidad de frutos, entre los que se cuentan por supuesto los derechos de matrimonio y adopción que ya tienen en algunos países. Pero también cuenta como trofeo el mero hecho de que ya parezca anacrónico hablar de una pérdida de la vergüenza en el ser humano. Y vaya que es menudo trofeo pues la eliminación de la culpa es precisamente lo que anula cualquier sentido de responsabilidad y la necesidad de rectificarnos a nosotros mismos. Pensar “si otros lo están haciendo, yo también yo puedo” no sólo es iluso, irresponsable y decadente: es el principio del fin.
Desgraciadamente muchos creyentes han cedido a todas estas argucias psicológicas de aquellos que inspirados por el Shaytán intentan degradar al ser humano y alejarlo de la obediencia a Allah. Mientras algunos musulmanes han caído en la práctica de la homosexualidad, otros los apoyan en su transgresión, ya sea con su abierto consentimiento o simplemente con su apatía.
Así pues la homosexualidad es una desobediencia que no viene sola pues en un afán de justificar y minimizar su gravedad muchos también han adoptado ideas ajenas al Islam que anulan su fe en Allah (swt). En ese intento de querer acomodar el Islam a sus deseos y modernizarlo, “descreen” en los atributos de Allah (swt) . Rechazan que es Allah el Soberano último y absoluto con el derecho exclusivo decir lo que es haram y lo que es halal para el ser humano.
Quien quiera que se crea con derecho de elaborar su propio veredicto en cuanto a la homosexualidad o en cuanto a cualquier otro tema, está en un claro extravío al pretender ser socio de Allah en asuntos de legislación. Sólo Allah es el señor del día del juicio final, el Juez.
La corrupción individual y social que la homosexualidad acarrea y el peligro que existe de caer en la incredulidad si se intenta justificarla, son razones suficientes para que todos los demás cumplamos con nuestra responsabilidad islámica. Todos los musulmanes debemos hacer lo posible por aconsejar y acercar a nuestros hermanos al camino de obediencia a Allah.
“Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakât y obedecen a Allah y a Su Mensajero. Allah tendrá misericordia de ellos; y Él es Allah, Poderoso, Sabio.” (Corán 9:71)
“Informa a Mis siervos que Soy El Perdonador, El Misericordioso”.( 15: 49).
No es de creyentes tratarlos con desprecio ni abandonarlos sin antes haber tratado de ayudarles. No todos son incrédulos, o apostatas ya que muchos ignoran el significado de los atributos de Allah y no comprenden la gravedad de sus acciones. Es preciso explicarles con detalle y asegurarnos que entienden las consecuencias de sus actos antes de considerarlos incrédulos. En el sistema judicial del Islam existe toda una etiqueta que debe observarse antes de aplicar cualquier castigo. Además hay ciertas condiciones que actualmente no se están cumpliendo pues no hay ni califa ni califato. Por eso es que la implementación de castigos no es un asunto tan sencillo ni uno que nos corresponda.
Lo que nos queda es cumplir con la obligación de la hermandad y con la de la amonestación dándoles un consejo sabio, que los dignifique y motive. Y si acaso nos vemos en la necesidad de aconsejar a un homosexual de nuestro mismo género, tenemos que hacerlo con extrema precaución recordando que Shaytan puede ser el tercero. Hay que recordarles a nuestras hermanas y hermanos que Allah (swt) nos pone a prueba de diversas formas: a unos los prueba con belleza, a otros con pobreza, a otros con enfermedad, con deformaciones, con soltería, etc. Sin embargo Allah espera que todas sus creaturas lo obedezcan y sigan sus leyes. Sólo aquellos que se someten a Su voluntad serán los exitosos que reciban la recompensa de Allah (swt)
El homosexual que desee superar esta prueba, debe intentar ayudarse con todos los recursos disponibles, ya sean químicos, deportivos, psicológicos, y espirituales como el ayuno y la oración con la finalidad de controlar sus deseos y ahuyentar al Shaytan. También debe intentar satisfacer su necesidad sexual de una forma halal por medio del matrimonio con alguien del sexo opuesto.
Igualmente debe ser discreto y no hablar de este tema con nadie para que así Allah le cubra sus faltas en el día del Juicio. En cambio, si el pecador se expone así mismo, Allah no lo perdonará. Quienes hablan abiertamente de sus pecados están desafiando la autoridad de Allah al tomar sus transgresiones a la ligera. Además que con la divulgación de nuestras faltas, Shaytan propaga el pecado más fácilmente y obviamente no queremos ser responsables también por extraviar a los demás.
Abu Hurayrah reportó que el mensajero de Allah (saw) dijo: “Cada miembro de mi nación será perdonado excepto aquellos que exponen sus faltas. Un ejemplo de esto es un hombre que comete un pecado por la noche y que Allah ocultó, pero que a la mañana siguiente va y le cuenta a la gente “anoche cometí tal y tal pecados” a pesar de que Allah los había mantenido en secreto. Durante la noche Allah lo había encubierto pero en la mañana dicho hombre rompió la cubierta que Allah mismo le había proveído. [Al-Bukhaari & Muslim]
Para el pecado lo mejor es enfrentar su situación con discresión y buscar el perdón de Allah sin confesarle su homosexualidad a nadie pues Allah no necesita de intermediarios.
“No saben que Dios es Quien acepta el arrepentimiento de sus siervos” (9:104)
Y recordar que hay que tener paciencia ante los pecados y que ésta también será recompensada por Allah (swt)
“Lo que se os haya concedido [en este mundo] es parte de los placeres transitorios de esta vida mundanal, pero la recompensa que Allah tiene reservada [en el Paraíso] será mejor y más perdurable para quienes crean y se encomienden a su Señor. Aquellos que evitan los pecados graves y las obscenidades, y cuando se enojan saben perdonar “ (42: 36 y 37)
No ser indiferente a los pecados, no minimizarlos, no dejar que el Shaytan nos engañe haciéndonos pensar que con nuestras buenas obras nos pondremos “ a mano” con Allah (swt). No perdamos de vista que las acciones se juzgan según la intención y la intención debe ser siempre obedecer a Allah y no la de buscar “atajos” o postergar nuestras obligaciones. A Allah no lo podemos engañar.
Sobre menospreciar nuestros pecados el sahaba Ibn Masud (ra) dijo: “El creyente ve sus pecados, como quién, sentado al pié de una montaña teme que esta caiga sobre él, aplastándolo. En cambio el desvergonzado, ve a sus pecados, como insectos que posan sobre su nariz, gesticulando con sus manos para espantarlos”.
Por otro lado, si se ha cometido el pecado no debemos dejar que Shaytan se aproveche de la ocasión y nos suma en la desesperanza. En esos casos hay que arrepentirse inmediatamente y no volver a caer en la tentación. Cambiar de ciudad, cambiar de amistades, de ambiente son sólo algunas opciones que tal vez impliquen cierto esfuerzo y sacrificio en esta vida pero que inshaAllah valen la pena para la eternidad.
Que Allah nos aparte de las tentaciones y de toda desobediencia, que aumente nuestra piedad, nuestro deseo de ayudar a los demás y nuestro deseo por ser admitidos en jannah. Amén
Lectura especialmente recomendada:
"Deseo arrepentirme...pero!" en http://www.islamerica.org.ar/lib4.htm
Otras relacionadas:
http://sisters.islamway.com/modules.php?name=News&file=article&sid=501
http://www.islamawareness.net/Homosexuality/homo.html
http://www.luzdelislam.com/content.php?186-Los-modales-del-musulm-n-II